El 11 de
Septiembre de 1973 las fuerzas armadas de Chile asaltaron el poder incendiando
el palacio presidencial y arrastrando a la muerte al presidente constitucional
don Salvador Allende.
La represión
se desató sobre el Partido Socialista y se calcula que en los dos primeros años
no menos de 600 de sus dirigentes y militantes fueron asesinados.
El Decreto Ley 77 proscribió la organización de la vida pública y sus bienes le fueron incautados. Miles fueron a campos de concentración o al exilio.
Por su secretario
general Carlos Altamirano la dictadura ofrecía 600 mil escudos, el diario El
Mercurio voceaba la cacería desde sus portadas. Una acción solidaria de la
República Democrática Alemana salvó la vida de este abogado y profesor de la
Universidad de Chile.
En Junio de
1975 su dirección obligada a la clandestinidad
en Chile, estaba encabezada por el dirigente portuario Exequiel Ponce el médico
y diputado por Valdivia Carlos Lorca Tobar y el joven economista Ricardo Lagos
Salinas (al cual Ricardo Lagos Escobar se referiría años después como “un
extremista”).
El juicio partió hace 44 años con los recursos de amparo presentados por sus familiares.
Hace más de
un año que el proceso luego que se dictó sentencia condenatoria subió a la
Corte de apelaciones de Santiago y allí duerme el sueño de los justos.
En febrero de
este año la Corte ordenó una diligencia de certificación a efectuarse en un
plazo de 5 días, la funcionaria encargada simplemente no lo ha hecho. En este
mes de Mayo he presentado tres escritos reclamando por la situación y pidiendo
se de curso progresivo a los autos.
La
Ilustrísima Corte de Apelaciones ni siquiera ha proveído los escritos. Naturalmente
no mantendré pasividad procesal ante la situación pero así están las cosas.
El juicio se
prolonga por 44 años partió cuando yo estaba entrando en el liceo y tengo ya
35 años en la profesión.
De los victimarios
más de la mitad han partido de muerte natural: Manuel Contreras, Juan Fiedlhouse,
Marcelo Moren y Basclay Zapata.
La dirección
del PS enfrentó la cacería en medio de las mayores precariedades económicas,
importantes dirigentes debían arrendar una pieza para vivir con todos los
riegos que ello implica
Estoy actuando
en esta causa en representación de dos hermanos del dr Carlos Lorca. Las
páginas del expediente recogen el heroísmo de la dirección clandestina del
socialismo chileno.
En Valdivia, por
donde era diputado el dr Lorca, hay ahora un senador y un diputado socialista.
El parlamento
tiene facultades, no para intervenir en el contenido de las resoluciones
judiciales, pero creo yo que alcanzan para poner atención a un juicio que se
prolonga por 44 años.
Cesare Beccaria
, que es el padre de la ciencias penales modernas, ahondó en su texto “ De los
delitos y las penas” en la conveniencia” sobre la importancia que el tiempo
transcurrido entre el delito y la pena fuera la menor posible. Pero aún sin
Beccaría el sentido común nos dice que un juicio de 44 años es mucho.
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