Hay muchas causas que
determinan una Bolivia sin acceso soberano al mar, hay
razones, históricas jurídicas, militares
y políticas. Pero hay una de la que se ha escrito poco y que es muy relevante: la errónea política exterior de ese Estado
Cuando escuchamos al presidente Evo
Morales descalificar sistemáticamente a nuestro país uno no puede dejar de
preguntarse ¿qué destino tienen esas diatribas? , cuando de lo que se trata es
de obtener algo que necesariamente debe ser a la buena y no a la mala y por
voluntad de un país que es sustantivamente muy poderoso en el ámbito de
cualquier confrontación. Nunca Chile fue tan fuerte como hoy. No hay solución
para el problema boliviano (que es de Bolivia no de Chile) sin el asentimiento
de la opinión pública chilena, a ella también se le descalifica cotidianamente.
La política
exterior de Evo Morales es desastrosa para Bolivia pero no es incoherente con
lo que ha sido históricamente el actuar de la diplomacia de ese país.
La diplomacia boliviana tiene tres
constantes:
1.- No atiende a la realidad
de las correlaciones de fuerzas objetivas, derrotada ya en la guerra seguía
actuando de manera tan prepotente como antes del inicio de esta. En días
recientes, Evo Morales le notificó públicamente a sus FFAA que debían preparar
la pos demanda luego del juicio de La Haya. En 1863 el parlamento autorizó por ley al gobierno a
entrar en guerra contra Chile. El
tratado de 1866 en que Chile le reconoció derechos marítimos a Bolivia fue
leído allí como una señal de debilidad. A los pocos años el ejército boliviano
que dirigía el propio presidente don Hilariòn Daza se retiró y disolvió en la
quebrada de Camarones sin alcanzar a disparar un tiro, esa era la realidad, esa
era la fuerza de que disponían para una política agresiva.
2.- Tiende a creer sus propias argumentaciones
jurídicas que habitualmente son bastante febles. Esto de los derechos
“expectaticios” manda a la reprobación a cualquier alumno de primer año, pero
crea falsas expectativas en su propio pueblo y condena a nuevas frustraciones. De paso crea un
ambiente que hace difícil cualquier solución por la vía de los acuerdos.
3. No advierte cuando una negociación le es
favorable y se muestra insaciable agregando nuevas pretensiones, lo que
hace muy poco aconsejable acordar cualquier concesión. En 1866 obtuvo un
tratado que le reconoció derechos marítimos en una extensa zona sin tener
mayores fundamentos, salvo el “americanismo” que embargaba al gobierno chileno
de don José Joaquín Pérez y que le reconoció derechos allí. No cuidó ese precioso título, hizo cuanto
estuvo de su parte para su resolución incluso una desastrosa alianza militar
secreta. De haber cumplido ese tratado tendrían mar hasta hoy y se habrían
evitado una guerra.
La política exterior boliviana tiene un diseño
estratégico equivocado. Bolivia ha entendido
y diseñado su política internacional aún
a costa de sus propios intereses.
Este es un problema de identidad nacional surgido de las particularidades que
tiene su origen como estado, al punto que su nombre es un halago a un extranjero quien fue su primer presidente.
Veamos el desarrollo histórico del
conflicto y como ha actuado la
diplomacia boliviana y los resultados que ha tenido para su país.
Los límites de un país se fijan
jurídicamente por tratados entre Estados y/o por el reconocimiento que de estos
límites hacen los otros sujetos de derecho internacional.
El derecho sigue a la realidad. Para alegar derechos en un
territorio se alega primero la de posesión material la y realización de actos
jurisdiccionales (actos del Estado). La posesión material es muy importante y lógica,
en aplicación de ella y de manera muy inteligente Emiliano Zapata dijo “la tierra para el que la trabaja”.
El otro principio es el del utis posidetis (como poseíste poseerás). Esto
significa que en caso de emancipación de una colonia el nuevo estado
independiente mantiene los límites que tenía como colonia.
El reino de Chile limito siempre al
norte con el virreinato del Perú. Los bolivianos aluden que durante algún
tiempo breve en los últimos 30 años de la Colonia, la audiencia general de
Charcas llegaba al mar, pero lo que no dicen es que esa era una competencia
judicial y no política. Las reales audiencias eran tribunales. Al momento de
las luchas independentistas Bolivia llamado Alto Perú era parte del virreinato
de la Plata (se le había desprendido del virreinato del Perú con las reformas
borbónicas de 1776) y era claro que no tenía salida al mar. Esto era tan claro
que el virreinato de la Plata ni la audiencia de Charcas tuvieron,
establecimientos públicos o poblados con habitantes en la zona marítima. Si se
observa el mapa la salida natural al Pacífico en la Colonia eran y son la zona de Tacna y Arica. La zona de
Antofagasta era un despoblado.
Ninguno de estos principios
respaldaba las pretensiones bolivianas.
Bolivia señala que nació la vida
independiente con mar. Eso no tiene respaldo histórico alguno. En su
constitución de 1825 artículo 3 de su
primera constitución ed 1826 en su artículo 3 señaló claramente “Artículo 3.- El
territorio de la República Boliviana comprende los departamentos de Potosí,
Chuquisaca, La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Oruro. Ninguno de esos departamentos tenía
salida al mar, ni edificios públicos o poblamientos en el litoral del pacífico.
Bolivia nunca ha tenido buques mercantes o de guerra, no había buques
bolivianos en la guerra del pacífico,
eso es absolutamente con el alegato de condición marítima desde su nacimiento.
Sin
perjuicio de lo anterior hay que señalar que una declaración unilateral de un
país, como lo es una constitución política, nunca constituye un derecho a favor propio en
términos de límites sino es aceptado por sus vecinos.
Bolivia
nace teniendo como primer jefe de gobierno a Simón Bolívar, Sucre que es el
segundo gobernante maniobra en busca que Perú le entregue a Bolivia Arica o
Tacna que son sus salidas naturales al Pacífico. Le pidió a Simón Bolívar esta
salida y este mando al embajador peruano Ortiz de Ceballos que incluso firmo un
tratado con Bolivia en Sucre (1826) concediendo esos puertos, pero en el
interín Bolívar volvió a Caracas y
Andres de Santa Cruz que había quedado como subrogante en el Perú se negó a ratificar el
tratado para no tener problemas por su origen boliviano.
Ninguna
de esas gestiones, de las cuales hay múltiples registros históricos son
comprensibles si Bolivia era naturalmente un país de condición marítima como se alega . El ex embajador boliviano
don Ramiro Prudencio (13/2/2015) ha
dicho recientemente que “Bolivia tenía un sueño desde la fundación de la
república, que Tacna y Arica pasaran al Perú…
todos los presidentes habían considerado que esta era la salida natural”
Chile
nació con tres provincias Santiago, Concepción y Coquimbo y nuestros límites septentrionales
eran el despoblado de Tarapacá, sin mayor delimitación, pero nuestro vecino por
el norte era indudablemente el Perú.
A
partir de 1840 esos despoblados cobran valor y empiezan a ser habitados a
partir de la extracción y exportación del huano como fertilizante. Ahora Chile
dicta una ley señalando esos territorios como propios. Bolivia hace lo mismo.
El territorio se hace litigioso.
Sin
embargo, la realidad habla a favor de Chile, más de 140 barcos y empresas
solicitan permiso para extraer huano y pagan la consiguiente contribución en
Valparaíso, nadie va a Bolivia a pedir permiso alguno.
El
25 de Junio de 1863 el parlamento boliviano mediante una ley ordenó al
ejecutivo declarar la guerra a Chile si no se respetaban sus supuestos derechos
en la zona en litigio. Declaración tan prepotente como distante de la
realidad.
En
1864, siendo gobernada España por la reina Isabel II, una flota hispana encabezada
por el poderoso buque Numancia hace en una gira por América, en el Callao se
desencadena un conflicto con las autoridades peruanas que agravian el honor de
ese país: los españoles ocupan las islas chinchas. Se llama a una conferencia latinoamericana y Chile se
niega abastecer a los buques españoles. Se produce la guerra contra España, se
hacen aliados Perú, Chile, Bolivia y Ecuador. Se forma una flota combinada
chileno peruana, Bolivia no tiene naves mercantes ni buque de guerra que
aportar por la simple razón que no es un país marítimo, por ello nada aporta a
la flota combinada. En la guerra del Pacífico
ninguna embarcación navega bajo bandera boliviana, no son un país marítimo.
Se
producen combates en Abtao, Papudo, y el Callao, Valparaíso es bombardeado. Era
indudable que los españoles tanteaban la suerte para una posible reconquista
colonial. Al fin la flota española se devuelve derrotada a la península
Esto
creó una situación de hermandad latinoamericana. En ese espíritu se suscribe el
tratado de límites de 10 de agosto 1866
entre Bolivia y Chile. Gobierna nuestro país don José Joaquín Pérez, elegido
democráticamente y en Bolivia don Mariano Melgarejo, llegado al poder mediante
un golpe de estado.
El
acuerdo en lo sustancial consistió en que
del total del territorio disputado que está entre los paralelos 23 y 25,
se fija el límite en el Paralelo 24. Chile se queda con lo disputado que va
desde el paralelo 24 al 25 y Bolivia con lo que va entre el paralelo 24 y 23.
Es decir, se partió lo disputado por mitades y se acordó que lo que se
obtuviera entre los paralelos 23 y 25 como ingreso por el huano y la minería se
repartiría en partes iguales. Ahora, sólo ahora, antes no habían tenido nada,
tenían legítimamente mar. Se obligaba
Bolivia a construir un puerto y un muelle
en Mejillones. Chile renunciaba a Mejillones habitada básicamente por chilenos.
El
tratado de 1866 era bueno para la
hermandad latinoamericana que tenía muchos adeptos en Chile como Benjamìn
Vicuña Mackenna, era malo para Chile pues terminaba, sin estar forzado, reconociendo derechos ajenos que tenían muy
pocos o ningún fundamento y era excelente para Bolivia pues tenía un
reconocimiento legal explícito de su frontera que le daba salida al mar, que no
tenía. Debieron cuidar ese tratado, como un hueso de santo, que les habría dado mar hasta el día de hoy
pero hicieron cuanto estuvo de su parte para descarrilarlo
Si
la diplomacia boliviana hubiera actuado inteligente y responsablemente habría
cuidado ese tratado que le garantizaba la salida al mar. Cuidar un tratado es
hacer cumplir sus disposiciones para que el otro no tenga razones para
desahuciarlo.
Antofagasta
se fundó en 1868.
Ese
tratado tuvo un problema accesorio en su implementación que decía relación con
la recaudación de los impuestos. Se produjeron problemas por parte de Bolivia
para llevar las cuentas al día de su aduana y hacer efectivo a Chile el pago
correspondiente.
La
zona empieza a tener gran relevancia económica por el inicio de la explotación
de plata y salitre.
En
1871 Melgarejo es derrocado por el general Agustín Morales, el que luego sería asesinado
por un sobrino en una reyerta palaciega. Este trata infructuosamente ed. sacar
a Chile, vía negociaciones, de la administración de impuestos de Mejillones.
El
5 de diciembre de 1872 se firmó el acuerdo Corral/Lindsay (por los apellidos de
los cancilleres) para arreglar desacuerdos respecto de la aplicación del
tratado de 1866 entre los problemas no estaba la delimitación territorial que
se mantenía firme. El parlamento chileno aprobó el tratado pero el boliviano lo
rechazo, bajo influencia peruana, que ante la debilidad institucional
altiplánica influía en su política interna.
Había
razones, extra jurídicas y ocultas, para
no llegar acuerdos amigables. El 6 de Febrero de 1873 se firmó en Lima un acuerdo
militar entre Bolivia y Perú señalado como “defensivo”. Bolivia no se daba
cuenta de lo mucho que había ganado y quería más, entonces apostaba a una salida
militar de última instancia. Su desprecio por Chile los hacía cometer un error
monumental. Como hoy que confunden circunspección con debilidad.
Se
intentó agregar a este pacto a Argentina, con la que Chile tenía disputas por demarcaciones en la Patagonia,
se le ofreció salida al Pacífico por
territorio chileno como parte del pago por una agresión militar a nuestro país.
El gobierno y la Cámara de diputados
rioplatenses aprobaron el tratado, pero
fue rechazado por el Senado. Chile siempre supo del pacto y se lo hizo saber silenciosamente
a Brasil que ante una situación de desequilibrio continental se apresto a intervenir.
Eso impidió el ingreso trasandino.
Ese
pacto militar era peligroso pues dividía a América Latina con propósitos
bélicos. Fue también una perfecta chapucería. En efecto, si uno de los
signatarios tenía un conflicto era el
otro quien debía calificar el casus foederis, para ver si se aplicaba o no; te
ayudo si quiero; ¿qué pacto es ese?.
Ese
pacto militar también obligó a Perú a enviar armas a Bolivia, antes
que se desatara la guerra, e impidió su
intervención como mediador, como pretendió hacernos creer la misión Lavalle
enviada cínicamente a Chile, y fue razón
perfecta para que Chile le declarara la guerra a ambos países con las consecuencia
sabidas.
El
pacto militar que se autodefinió como “defensivo” fue secreto lo cual denotaba
sus reales intenciones. Hay testimonio
escrito de sus reales intenciones y de cómo Perú teledirigía los bolivianos de
acuerdo a su propia estrategia que no era menos desastrosa, a saber:
Agosto
6.--Asi pues, lo que a ésta [Bolivia] conviene es no perder tiempo en
dilaciones inútiles que a nada conducirán sino a permitir que Chile se arme suficientemente.
Si el gobierno de Bolivia comprende sus intereses, si quiere no perder parte o
todo su litoral, debe decir de una vez su última palabra respecto del Tratado
de 1866 i de la Convención Corral-Lindsay: debe romper definitivamente esos
pactos, bien sea haciendo que la Asamblea estraordinaria desapruebe el uno i
resuelva la sustitución del otro por los insuperables inconvenientes que ha
encontrado en la práctica, bien sea adoptando otro medio que conduzca al mismo
resultado, pero procurando siempre que, el rompimiento de relaciones no lo haga
Bolivia sino que sea Chile quien se vea precisado a llevarlo a cabo.
Rotas las
relaciones i declarado el estado de guerra Chile no podria sacar ya sus
blindados i, sin fuerzas bastantes para atacar con ventaja, se vería en la
precision de aceptar la mediación del Perú, la que en caso necesario se
convertiría en mediación armada si las fuerzas de aquella República
pretendiesen ocupar Mejillones i Caracoles.
A las anteriores consideraciones puede US. agregar otras que no dudo
acabarán de decidir al Gobierno de Bolivia a adoptar la línea de conducta
indicada. Me refiero a la casi seguridad que tenemos de la adhesión a la
alianza por parte de la República Arjentina (sic).
José de la
Riva Agüero, Ministro
de Relaciones Exteriores del Perú Carta del 6 de agosto de 1873 al Embajador
peruano en Bolivia Aníbal Víctor de la Torre
Ese
pacto agresivo fue un detonante más de la guerra. Preludiaba la guerra y la
obtuvo.
El
6 de agosto 1874 en la ciudad de Sucre y a fin de facilitar la
implementación del tratado anterior se suscribió un nuevo tratado en que
Bolivia fue representado por su canciller don Mariano Baptista y Chile por el
suyo don Carlos Walker Martínez.
Es
un texto pequeño de 8 artículos que mantiene el límite en el paralelo 23 y resuelve
los problemas de ejecución del tratado de 1866 en su dimensión económica.
El artículo 4 señala, cito a la letra:
“Los
derechos de exportación que se impongan sobre los minerales exportados en la
zona de terreno de que hablan los artículos precedentes, no excederán la cuota
de la que actualmente se cobra, y las personas, industrias y capitales chilenos
no quedarán sujetos a mas contribuciones de cualquiera clase que sean que las
que al presente existen.
La
estipulación contenida en este artículo durará por el termino de veinticinco
años”.
Es clarísimo
que no se pueden imponer nuevos impuestos por 25 años. Es una clausula esencial
del tratado y su violación implica un
incumplimiento grave de lo acordado. Un incumplimiento de esta naturaleza
faculta al contratante perjudicado a desahuciar lo acordado. Esto se colige
claramente incluso desde el sentido común y es una situación
jurídica universalmente aceptada. Si una parte no cumple la otra no está
obligada a hacerlo: la mora purga la mora.
Al separarse
las facultades de cobrar impuestos conjuntamente, ahora cada uno cobra en su
zona, este artículo 4 pasa a ser muy importante pues hay ya una compañía
chilena operando la extracción de salitre en la zona. Esta es la Compañía de
Antofagasta de salitre y ferrocarriles. Esto había llevado a miles de mineros
al norte. Casi no hay bolivianos en la
zona boliviana.
Esta empresa
es de capitales fundamentalmente chilenos. Se ha hecho un gran mito de la
intervención de Inglaterra a favor nuestro durante la guerra, esto no es
efectivo, pero no es esta la oportunidad
de aclararlo.
Luego
de la caída de la dictadura de Melgarejo
el Estado de Bolivia declaró que todos los actos administrativos realizados por
este quedaban nulos pero que se podía pedir reconsideración al ejecutivo lo que
luego debía ser aprobado por el parlamento, cosa que hizo la compañía de
Antofagasta. Se comprenderá para donde
va un país con esa tipo de seguridad jurídica.
La
transacción de la minera Antofagasta con el Estado (1873) que le renovaba la
concesión quedó en espera de la aprobación del parlamento.
La hacienda
pública boliviana vivía una situación de permanente zozobra a partir de su
inestabilidad política, las conductas de su gobernantes y al ninguna atención
que le prestaban al litoral y sus riquezas salvo para cobrar impuestos. En
estas circunstancias sufren un terremoto y tsunami que afecta el litoral, esto
no les causa grandes perjuicios pues no tenían ni grandes instalaciones
públicas ni inversiones empresariales de sus nacionales, tampoco estos
trabajaban como obreros en la minería. Un censo daba cuenta de que los 6.000
habitantes de Antofagasta 5.000 eran
chilenos (sólo 400 bolivianos), al igual que la compañía minera que le daba
vida a ese puerto. Cobija y Calama eran simples caseríos.
Este
terremoto les sirve de pretexto pues el parlamento aprueba la transacción entre
la minera de Antofagasta pero le agrega
un impuesto nuevo de 10 centavos por quintal de salitre exportado, como mínimo.
Esto estaba expresamente prohibido por el tratado. A eso se sumaba la
influencia peruana cuya industria salitrera recibía el impacto de la
competencia chilena.
La ley interna de 1878 desató una ola de agitación e
incertidumbre, particularmente en la zona de Antofagasta., A esto se sumó un
actuar prepotente del delegado boliviano en la ciudad don Severino Zapata. La
empresa que si bien era administrada por un inglés, cuyo contrato como empleado
estaba terminando, era básicamente de capitales chilenos y empleaba a obreros
chilenos, la Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta se negó a pagar
el nuevo impuesto, que a mayor abundamiento adquiría el tono amenazante de “un
mínimo” de diez centavos por quintal exportado.
La empresa pagaba impuestos municipales, no se trató como
sostiene algún historiador boliviano, de impuestos de esta naturaleza para
mejorar Antofagasta.
El pleito se prolongó durante todo el año 1878. Ante esa
situación los chilenos crearon en Antofagasta la “Liga patriótica” para
resistir las medidas bolivianas. Un chileno, marido de la joven chilena Irene
Morales fue fusilado por orden de un juez boliviano, lo que encendió más los
ánimos.
Bolivia procedió a embargar la empresa Antofagasta para
hacerse pago de los impuestos supuestamente adeudados. Notificó e incluso hizo
arrestar al administrador por algunas horas.
Se hizo público que el remate de la empresa traería la expulsión
de los miles de mineros chilenos que allí trabajaban otro tanto sucedería en
Mejillones. Se incubaba lo que hoy llamamos una limpieza étnica (Carta de
Hilariòn Daza al prefecto Zapata de 6 de Febrero 1879).
El incumplimiento del tratado por parte de Bolivia ha sido
señalado, y con mucha razón, como un “error” de la diplomacia boliviana por el más
prestigiado historiador peruano don Jorge Basadre.
El tratado de 1874 contemplaba la posibilidad de una salida
arbitral ante cualquier diferendo a que su aplicación diera lugar. En Noviembre
de 1878 Chile lo propuso oficialmente, cosa que luego reiteraría. Para evitar
esta posibilidad que condenaba a Bolivia a tener que escuchar la ilegalidad de
los nuevos impuestos, se recurrió a una tinterillada infantil.
El 1 de Febrero de 1874 Bolivia invalidó la transacción
entre la empresa y el estado celebrada el 27 de Febrero de 1873. Luego
suspendió (no elimino) los efectos de la ley de 14 de Febrero de 1878. A partir
de esto Bolivìa concluyó, desatendiendo la realidad, que no existiendo
concesión vigente el asunto sería entre el Estado de Bolivia y una empresa
particular por lo que Chile no podía intervenir. El problema habría dejado de
existir por voluntad unilateral de una de las partes. Claro está que su llave
maestra seguía siendo su tratado secreto con el que creía poderoso e imbatible
aliado, por ello debe haberles importado poco las justificadas iras que eso
desataría en Santiago.
Se fijó fecha de remate para el 14 de Febrero de 1879. Los
chilenos en Antofagasta se apretaron resistir la medida. El prefecto
boliviano en Antofagasta don Severino Zapata recibió instrucciones para que ante la
imprevisible existencia de postores, por la magnitud de lo que se
remataría procediera a adjudicar la empresa al Estado de Bolivia que
continuaría con la explotación.
El 8 de Febrero el encargado de negocios de Chile en La Paz
sr Videla entrega una nota que en lo esencial señala que el problema sigue
existiendo a pesar de la rescisión del contrato a la Compañía Antofagasta y que
frente a ello solicita se proceda al recurso del arbitraje contemplado en el
tratado de 1874 y que en tanto este se desarrolle se suspenda el cobro de
impuesto. Es lo tanta veces planteado en los juicios “una orden de no innovar”.
La nota solicito respuesta en 48 horas y termina con algo que a cualquier
gobierno responsable debió llamar la reflexión “Las consecuencias que
necesariamente tiene que desprenderse de una contestación negativa serán de la
exclusiva responsabilidad del excelentísimo gobierno de Bolivia”. Si a esto se
suma la presencia del blindado Blanco Encalada en la rada de Antofagasta, el
mensaje chileno era clarísimo.
El gobierno de Bolivia respondió tres días después, arguyó
problemas administrativos, se había sustituido al canciller Martín Lanza bajo
imputación de falta de patriotismo por haber sugerido en el intercambio de
notas diplomáticas el arbitraje si se garantizaban los impuestos adeudados, por
la asunción del nuevo canciller don Eulogio Doria Medina. Exigió como cuestión
previa que el Blanco Encalada saliera de Antofagasta. Pero, el nuevo canciller
partió de inmediato a Lima a activar el pacto militar.
Chile tenía la razón y la fuerza aunque Bolivia se creyera
sus propias tinterilladas. La propuesta chilena era la mejor, evitaba la salida
de fuerza. Para Bolivia aun perdiendo el eventual arbitraje el transcurso del
tiempo iba en su favor, bastaba que se cumpliera el plazo de 25 años sin
impuestos y tendría ese litoral sin condiciones y para siempre.
El 14 de Febrero el blindado Cochrane entró a la rada de
Antofagasta acompañado del O’Higgins y desembarcaron 250 soldados que
reivindicaron la ciudad e impidieron la confiscación fijada para es día. Con
todo, no hay voluntad de guerra la que no se declara y se confía todavía en un
arreglo arbitral, todavía era posible el arbitraje. El gobierno boliviano no
quiso tomar nota del asunto hasta el término ce los carnavales.
El 1 de marzo Bolivia le declaró la guerra a Chile que sólo
el 14 de marzo declaro que respondería con la fuerza.
Bolivia había hecho cuanto estuvo en su poder para desatar
la guerra. Su confianza en el pacto secreto era un error garrafal. Desde
siempre Chile supo de ese pacto, los diplomáticos chilenos no iban de paseo a
Lima, el presidente Prado tenía una
maraña de intereses económicos en Chile ( él pensaba que le habían regalado una
hacienda, pagado sueldo de general y que Agustín Edwards no le cobraba los
prestamos porque era bonito) que terminaron con su huida luego de la batalla de
San Francisco, hasta el propio Hilarión Daza fue tocado sino como se explica en
un militar valiente la reiterada de Camarones?, es cierto que Argentina tanteó
la alianza (mando oficiales al ejército peruano/ Saenz Peña, Marmol y otros)
pero nunca metió directamente la mano al
avispero.
El mito del apoyo de poderes imperiales en favor de Chile no
pasa de ser eso. EEUU intervino siempre en favor de Perú obligando a Chile a una negociación luego de
la toma del Morro de Arica, la propuesta chilena seguía siendo buena para los
vencidos pues se comprometía a abandonar Arica. Chile le ofreció nuevamente
Tacna a Bolivia, para lo cual se
enviaron como mensajeros dos connotados ciudadanos bolivianos, pero no
quisieron. Luego ya no sería posible las cosas tienen su tiempo, luego vendrían
la campaña de Lynch, la toma de Lima y la campaña de la sierra. Chile movilizó
70 mil hombres de los cuales 10 mil murieron y 5.000 quedaron inválidos.
Desatada la guerra Chile le ofreció de muchas maneras a
Bolivia que cambiara de bando y que sería compensada con Arica y Tacna, lo que
mejoraría su situación. Sus dirigentes nunca quisieron, e incluso hicieron
públicas las ofertas, las que pudieron; Daza nunca hizo pública la que iba con
un incentivo en metálico, antes fue derrocado. Su error fue enorme: Perú operó
el pacto de alianza cuando vio “sus” intereses afectados, le exigió a Bolivia
el pago de los gastos de la guerra para efectivo la alianza entre “hermanos”,
nunca puso un soldado para defender territorio boliviano, estos lucharon para
defender territorio peruano, “colorados” y “amarillos” (regimientos de élite
bolivianos) se desangraron en la batalla del Campo de la Alianza cuando el
dictador Piérola no les envió el otro ejército del Sur ni la guarnición de Arica y
luego les llamaron cobardes. Finalmente Perú pactó la paz por separado. En 1927
a la hora del tratado con el gobierno peruano del sr Leguía, fue este quien no
permitió la participación boliviana. En 1978 las cosas no cambiaron y la
posibilidad de un corredor al norte de Arica no recibió apoyo en La Paz pues lo
querían sin compensaciones y Perú dijo no de una manera oblicua.
Los gobiernos bolivianos creen que en Chile existe odiosidad
en contra de su país y eso no es así, ni ayer ni hoy. Chile hizo muchos gestos
en plena guerra como la liberación del que fuera comandante en jefe del ejército
boliviano Eliodoro Camacho (Campero era jefe del ejército aliado en su
conjunto), no se ocupó La Paz y Sucre que habrían sido un paseo militar, los bolivianos
de Antofagasta fueron respetuosamente tratados nunca conocieron la mano de don
Patricio Lynch.
No hay en Chile odiosidad con Bolivia. Chile aceptó la
agenda de 13 puntos que contemplaba discutir el tema marítimo. Eso era un
avance para ellos que debieron cuidar. Pero Bolivia lo quiere, ahora, ya y sin
compensaciones territoriales. No considera su condición de nación vencida, que
firmó libre y voluntariamente el tratado de 1904, no considera la correlación
de fuerzas y especialmente no tiene en cuenta que Chile es un país democrático
y que cualquier tratado de límites no puede prescindir de la opinión ciudadana.
Es un ejemplo de una política que desatiende la realidad.
Llevar a juicio a Chile es un error monumental, ningún
tribunal puede obligar a Chile a negociar con un resultado pre determinado. A
lo sumo puede “exhortar” a los comparecientes a buscar vías de arreglo. Eso es
una entelequia que se puede celebrar en La Paz planteando las cosas como una
victoria, pero no resuelve nada, eso es creerse sus propias martingalas, pero
aleja soluciones de un problema que tiene Bolivia.
ROBERTO AVILA TOLEDO
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