"Si fuéramos mas rigurosos y con mayor sentido de la justicia histórica deberíamos no conmemorar sino celebrar la revolución de Octubre, fue sin duda un gran paso en la larga marcha de la humanidad que aportó en las ciencias, en el arte, que derroto a los nazis en los campos de batalla, que incorporó a la cultura ´política la preocupación por los pobres y los trabajadores"
Se cumplen cien años desde la insurrección de octubre. Sabemos que los tiempos cronológicos no coinciden necesariamente con los ciclos y tiempos políticos.
Se cumplen cien años desde la insurrección de octubre. Sabemos que los tiempos cronológicos no coinciden necesariamente con los ciclos y tiempos políticos.
Hay que
considerar también que la célebre respuesta del dirigente chino Chou en Lai al
presidente Nixon en 1972, en cuanto a que era demasiado pronto para opinar
sobre la revolución francesa, tiene mucho de sabiduría, quizás el fenómeno está
aún demasiado cerca.
Sin embargo,
se hace necesario una reflexión sobre este hecho histórico monumental pues es evidente que quienes postulan la
conservación de la sociedad en su estado actual (neoliberal) nos propondrán un
recuerdo con las características de una marcha fúnebre. Tratarán de etiquetar
esta experiencia como una simple anomalía en la historia que debe quedar en el
archivo de los fracasos utópicos como una lección de lo que no hay que hacer.
Por ello vamos a tratar de analizar ese hecho histórico
grandioso que fue la revolución rusa. Este no es un texto histórico, sino una lectura política con pretensiones de análisis.
Si bien no descuidaremos a quienes abordan por primera vez estos temas nuestro
mayor esfuerzo va a la interpretación de lo acontecido.
La diferencia
cualitativa entre una simple toma del
poder por vías de hecho, que puede ir desde insurrección popular a un
golpe de estado, y una
revolución está dada por el contenido de
esta última en tanto se propone el cambio radical de las estructuras de la
sociedad existente, la primera es sólo un cambio de gobierno usando malos
modales.
La revolución
rusa fue tal en toda propiedad y se propuso una utopía largamente acariciada
por la humanidad en el tiempo y especialmente a partir del optimismo histórico
teorizado y sintetizado por Hegel (Lecciones de Filosofía de la Historia).
La Utopía
tiene larga data en la historia de las ideas y la praxis social humanidad,
grandes hitos en el pensamiento político son la República de Platón y la Utopía
de Tomás Moro. La comuna de París (1870) fue una toma del poder con evidente
propósito de construir una sociedad bajo
parámetros distintos a lo existente, pero su corta existencia de un par
de meses le impidió dejar su impronta en la humanidad de un modo más intenso y
perdurable. En el poco tiempo que duró antes de ser ahogada en sangre adoptó
medidas muy significativas en la dirección de un socialismo libertario distante
de un socialismo estatal.
La Revolución
Rusa puso en acción que podríamos llamar la teoría marxista. En efecto, ese
pensamiento social, económico y filosófico fundado por Marx se pone como
exigencia la transformación del mundo y no su mera interpretación, en la
conocida tesis tercera sobre Feuerbach. Marx y Engels a pesar que tienen una
preocupación e interés político manifiesto
no alcanzan intervenciones políticas que resulten históricamente
relevantes.
El Partido
Obrero Socialdemócrata de Rusia fue una pequeñísima organización que se fundó
en 1898 en la ilegalidad, como lo estaban todas las organizaciones políticas en
el zarismo, y tuvo como inspiración la
creación de una sociedad socialista dirigida por la clase obrera. La revolución
de 1905 surgida de la derrota militar rusa ante Japón la hace entrar en escena.
El zar logra superar la crisis y vuelven a la clandestinidad. En 1912 se
escinde entre una mayoría (bolchevique) y una minoría (menchevique). Partiendo
desde la nada teóricamente hablando, los
clásicos del socialismo Marx y Engels
nunca habían tratado sistemáticamente y
en profundidad el cómo hacer una
revolución (estrategia y táctica), con
qué (el partido) ni delineado la futura sociedad (a lo sumo unas frases en los
discursos del Elberfeld/Engels), la organización bolchevique resolvió exitosamente
en la teoría y en la práctica todos estos problemas en un muy breve tiempo.
El núcleo
fundacional y dirigente de la fracción bolchevique estaba compuesto por jóvenes
talentosos que vinieron de acomodadas
familias burguesas, clase social que no tiene espacio político legal en la
autocrática Rusia zarista, pero en rigor ellos asumen la representación del
proletariado como sujeto histórico principal del cambio social. Entre ellos
destaca, aunque con unos años más que el promedio, Vladimir Ilich Lenin un abogado
provinciano, cuyo hermano mayor había sido ahorcado parlamento, los sindicatos
y por la represión zarista, que dedicó
su vida entera a la actividad política.
La práctica
política bolchevique, en las difíciles condiciones de la clandestinidad, el
destierro siberiano, la cárcel o el exilio nunca dejó de estar acompañada de un
rico debate teórico. Las obras de Lenin traducidas al castellano por la
editorial Progreso alcanzan los 56
tomos. Lenin nunca divaga, su preocupación es antes que nada la política,
incluso su libro filosófico por excelencia “Materialismo y Empiriocriticismo”
es una embestida teórica en contra de otros socialistas en el marco de un
debate político. El texto “Que hacer” es su propuesta de partido revolucionario
para Rusia. Toda la reflexión leninista sobre el estado y su transformación,
que no tiene ninguna pretensión de universalidad, en el texto el “Estado y la
Revolución” se hace una reflexión respecto de la sociedad rusa realmente
existente. Es más, se formula por la necesidad política de fundamentar la
insurrección armada que se desatará tres meses después. La reflexión gramsciana
sobre el Estado se hace más extensa y abarcadora pues tiene como telón de fondo
un poderoso partido socialista italiano que lleva años actuando legalmente en
el parlamento, los sindicatos y la sociedad. Transformar la experiencia del
socialismo en un país atrasado como Rusia en una fórmula de validez universal
está expresamente señalada por Lenin como un riesgo y un error en el libro “El
izquierdismo fase infantil del comunismo”.
Todo el siglo
XIX el extenso imperio soviético se debatió entre zares como Alejandro I que admiraba el proceso de la ilustración
europea y quienes sostenían la mantención pétrea e implacable de la autocracia
zarista. Esta se sostenía en el poder supremo del Zar que actuaba teniendo como
base el ejército, la burocracia, la nobleza y la Iglesia ortodoxa. Ni la
naciente burguesía ni su inseparable proletariado tenían espacio político en
esa sociedad. Mucho menos el campesinado cuya servidumbre fue abolida en fechas
muy avanzadas y en condiciones que hicieron más dura su existencia. Los
intentos de construir una monarquía constitucional fueron ahogados en sangre
como en el caso de la llamada oficialidad decembrista del ejército.
Se desató la
primera guerra mundial en 1914. El Zar
Nicolás II ahogado por la crisis económica y los desastres militares, cae en
febrero de 1917, se instala un parlamento y un gobierno provisional que oscila
entre una derecha liberal (Miliukov) que
coquetea con los herederos directos del zarismo y una socialdemocracia (Kerensky)
que se propone un sistema capitalista
acompañado de una democracia parlamentaria. Paralelamente surgen los soviet (consejos
de obreros soldados y marineros rasos) que se niegan a continuar la guerra y
que terminan, bajo la orientación bolchevique, derrocando a Kerensky en
Octubre. Los bolcheviques sintetizan el sentir popular con una consigna que es
fundacional para la ciencia de la propaganda política “pan, paz y tierra” que
apunta directamente a responder tres graves e inmediatas amenazas; la continuación
de la carnicería de la guerra, la falta de trigo en San Petersburgo y la
situación de los campesinos. La operatividad de esta consigna (la insurrección)
se apoya en otra no menos inteligente “todo el poder a los soviet”, que es sin
lugar a dudas la más inocente e inteligente presentación en sociedad de una
insurrección.
Los
bolcheviques a través de los soviet, que son su ariete, asaltan el exitosamente
el poder en Octubre. Se inicia la guerra civil, 12 ejércitos extranjeros
apoyaron a los generales zaristas y a la Iglesia Zarista que buscan infructuosamente la restauración
erigiendo como Zar al almirante Kolchak. Contra todo pronóstico el recién
creado ejército rojo dirigido por Trotsky aplasta la contrarrevolución en los
campos de batalla, la represión de los partidarios del antiguo régimen y a sus
aliados circunstanciales la lleva delante el intelectual polaco Zershinsky con
la recién creada comisión estatal para la seguridad (la mítica Cheka). El
fundador de la Cheka muere de un infarto cardiaco luego de un intenso debate en
el comité central y es sepultado con honores. Luego viene una seguidilla de
jefes de la ahora llamada GPU que terminan en el patíbulo por mano de sus
sucesores siendo de ellos el último Laurent Beria, son los ejecutores no del
terror revolucionario sino del terror burocrático en muchas ocasiones su
objetivo no son son los contra revolucionarios sino los revolucionarios, los
métodos se hacen brutales.
Se consolida
el poder soviético dando inicio a una marcha por caminos nunca antes recorrido
por la humanidad. Es la expedición social de mayor alcance en la historia
universal y que tiene una particularidad única, todas las sociedades anteriores
surgieron naturalmente de la realidad y la revolución política las terminó
consolidando, aquí la revolución política precede al intento de transformación
de la realidad económica social. Este es el primer intento de construir una
sociedad desde la voluntad. La tarea es difícil no se trata de teorizar para
justificar la realidad, sino de teorizar para construir la realidad.
Se ha roto la
cadena del capitalismo en la atrasada Rusia, contradiciendo los pronósticos
clásicos del socialismo como corolario de las sociedades más desarrolladas. Se
remienda la anomalía y surge la teoría del eslabón más débil.
La revolución
rusa es clave para entender el siglo XX. Prescindiendo de la existencia de la URSS el siglo pasado se
hace ininteligible.
La primera
guerra mundial es un ajuste de cuentas entre los grandes poderes imperiales que
luchan por los mercados mundiales, lo que hace a ese conflicto distinto a
cualquier otro es el surgimiento de la URSS. El nazi-fascismo (que fue un
fenómeno mundial) es antes que nada una respuesta violenta y brutal contra la
izquierda (que también es un fenómeno mundial). La guerra fría desatada contra
la URSS por la EEUU es otra forma de enfrentar a las izquierdas. Por último la desaparición del campo socialista ha
abierto la caja de Pandora de un mundo relativamente unipolar y las alianzas de
contrapeso que se forman buscan precisamente llenar ese vacío.
Con razón se
ha señalado (Hobswan) el siglo XX como
“el siglo corto” (1917/1991), el siglo XX está marcado a fuego por la
revolución rusa.
Los grandes
trazos de la revolución rusa están claros, cabe detenerse entonces en sus grandes aciertos, en sus evidentes
errores y desviaciones, cuanto influyó en la humanidad, en sus aportes a la
política como ciencia, en tratar de entender como un estado soviético que fue
capaz de pulverizar la formidable maquinaria militar y política alemana termina
desvaneciéndose mediante un plebiscito trucho. Hay que preguntarse también si Rusia
fue más fuerte y desarrollada con la URSS o al revés, como se hace para llegar
desde un liderazgo de Lenin a uno de Gorbachov.
Se trata de contestar a la pregunta lacerante, era la revolución rusa un
camino sin salida, que sólo podía fracasar?, o es un alto temporal en el
ascendente camino del hombre y la sociedad?. Debo hacerme también una pregunta,
para mi ineludible, cuanto y en qué dirección influyó en Chile?.
Como ya ha
quedado entredicho entiendo por
revolución rusa el proceso que va desde la caída del Zar en Febrero de 1917 a
la disolución de la URSS en 1991.
Sobre la URSS
se han vertido mentiras en cantidades industriales.
A Stalin se
le imputan 50 millones de asesinatos, se le sindica como el asesino del siglo
XX, atribuyéndole de esta manera las muertes de sus connacionales en la segunda
guerra mundial olvidando que el 22 de junio de 1941 es Alemania quien invade la
URSS, sin declaración de guerra y con fines claramente genocidas. Stalin seguramente no estará a la
hora del recuento de los demócratas ejemplares del siglo XX pero atribuirle la
segunda guerra mundial es un insulto a la inteligencia y a la realidad. Se
recuerda poco que Stalin propuso un acuerdo de seguridad colectiva anti-nazi,
que sólo acogió Francia, que la URSS fue dejada fuera del pacto de Munich como
señal inequívoca que frente a una agresión alemana se las tendría que batir
sola. El pacto Ribentrop-Molotov es una política impuesta por la soledad soviética. La guerra
ruso filandesa estuvo a punto de poner en el mismo bando a Francia/Inglaterra/
Finlandia y Alemania.
La URSS es
determinante en la derrota de Hitler, el ejército alemán sucumbe en el frente
oriental, esa es la verdad histórica. La
propaganda estigmatizo a la economía soviética como atrasada, ineficiente y
pobre. De tanto repetirlo lo terminaron
creyendo, el propio Hitler señaló “
basta que pateemos la puerta y todo el edificio se vendrá bajo”, las cosas
fueron de otro modo y les cayó encima una marea de blindados, cañones y tanques
que daban cuenta de una economía vigorosa antes que nada. El ejército alemán es aplastado por la
industria rusa, estudios recientes señalan que causaban un 50% de bajas en
hombres y equipos que sus rivales, pero no pudieron, ni aún a ese ritmo,
sostener el frente del este.
Sin el frente
ruso el desenlace en el frente occidental era francamente incierto, por decir
lo menos. Las cifras lo reflejan todo,
en el desembarco en Normandía los aliados tuvieron 10.000 bajas entre muertos y heridos, en la
batalla de Stalingrado y la ofensiva que la precedió murieron 1.000.000 de
soldados de ambos bandos. La batalla de tanques
por el arco de Kurks es la más grande de la historia. La guerra cuesta la vida de 25 millones de
soviéticos y arrasó un tercio de su territorio.
Se habla del
“imperio soviético” pero cuesta entender esta conceptualización respecto de un
país que estableció relaciones de comercio con países subdesarrollados que sólo
beneficiaban a estos. No hay otro ejemplo en la historia mundial de los
“precios deslizantes” que significaban por ejemplo que Cuba pagara el petróleo
a la URSS en relación al precio del azúcar, ese “paga lo que puedas” fue
inédito en la historia universal. La URSS asume, después de la guerra, además la recuperación económica del campo
socialista europeo, que salvo Alemania Oriental, es la Europa más pobre y con
menos acumulación científico/técnica.
También hay otras
cosas que considerar y analizar.
Entre 1936 y
38 se llevaron adelante los llamados procesos de Moscú en que Vichinsky el
fiscal de Stalin en medio de insultos sentó en el banquillos de los acusados a
la plana mayor del partido bolchevique que había conducido la revolución de
octubre. Se les acusaba de asesinos, saboteadores, traidores y de complotar con el exiliado Trotsky para invadir
la URSS en contubernio con los nazis. Los acusados se vilipendiaron a sí
mismos, reconocieron las estrambóticas acusaciones, dieron a conocer que habían
“entregado” a todos sus compañeros que aún estaban en libertad, prodigaron
alabanzas al “jefe genial” Stalin. Zinoviev, Kamenev, Bujarin, entremezclados
con delincuentes comunes, puestos al efecto, son llevados al pelotón de
fusilamiento. Luego le seguirán aunque silenciosamente al patíbulo Koltsov, Rosenberg, Stachevski,
Antonov Ovseenko, Goriev son los internacionalistas que vienen
derrotados por el fascismo en España. Ellos son víctimas de sus propios métodos
en la península española han re primido
con métodos brutales a los trortskistas, o acusados de ello, anotándose la
desaparición forzada del líder del POUM Andreu Nin.
En estos procesos
la acusación era ser parte de la “oposición” trotkista”; de ser trotkista en
definitiva, el pensamiento transformado en delito.
Bujarin
señala ante el tribunal:
“A priori, puedo suponer que Trotsky y mis demás aliados en estos crímenes, así
como la II Internacional (...), intentarán defendernos, principalmente a mí. Yo
rechazo esta defensa, pues estoy de rodillas ante el país, el Partido y todo el
pueblo. La monstruosidad de mis crímenes no tiene límites, sobre todo en esta
nueva etapa de la lucha de la U.R.S.S. Ojalá sea este proceso la última y
penosa lección, y compruebe todo el mundo que la tesis contrarrevolucionaria de
la estrechez nacional de la U.R.S.S. permanece suspendida en el aire como un
miserable guiñapo. Todo el mundo ve la sabia dirección del país, asegurada por
Stalin. Con este sentimiento espero el veredicto. No hay que plantear la
cuestión teniendo en cuenta las tribulaciones personales de un enemigo
arrepentido, sino el desarrollo de la U.R.S.S”.
Esta declaración en que rechaza defensas, se auto humilla,
acepta sus crímenes sin límites prácticamente acicatea el rigor de la sentencia
y elogia a quien está a punto de
llevarlo ante el pelotón de fusilamiento tiene el inconfundible tufillo del torturador exitoso. Con más de treinta años
en el ejercicio práctico del derecho penal los rastros de la tortura se me
hacen inconfundibles.
En México un
pico metálico de escalador en la nuca de Trotsky demuestra que en la URSS de
1940 ser opositor al gobierno aun cuando sea desde el marxismo es un pecado
mortal.
Riazanov
creador del archivo Marx-Engels de Moscú donde se publicaron por primera vez
los “Manuscritos económico filosóficos de Marx” fue también víctima de la
represión stalinista.
Todas estas
sentencias serían muchos años después “anuladas” por la judicatura soviética,
pero fueron parte de un sistema y llevaron a personas a la ignominia y a la
tumba.
En las
memorias del general Grigory Zhukov se leen claramente los abusos cometidos en
contra de los oficiales del ejército rojo en la gran purga de los años 30 que
arrastró incluso a su comandante en jefe el general Tumachesky.
Stalin tenía
una fuerte oposición en el partido bolchevique, todo indica que estuvo a punto
de ser removido. La muerte del gobernador de Leningrado Sergio Kirov tiene todos los rasgos del auto
atentado que de una parte sirve para justificar la represión en las filas
propias y de otra parte elimina a un enemigo peligroso. Es la resolución de los
problemas políticos por la vía del crimen. Se construye una explicación, el
partido es lo mejor de la clase obrera, lo mejor del partido está en el comité
central, el mejor de este es el secretario general Stalin. La monopolización
del poder es la forma de hacer política en Rusia desde la aparición de sus
´primeras ciudades en el siglo VIII.
El informe
“secreto” al XX Congreso del PCUS en 1956 tiene una claridad brutal en cuanto a
estos crímenes y abusos.
Stalin
gobierna como un verdadero Zar, eso resultaba muy poco extraño en un país donde
nunca existió la democracia. Él era el
menos europeizado de la dirección bolchevique sólo salió fuera de Rusia dos o
tres veces en su vida, venía de una familia de pobreza marginal y nunca cursó
estudios universitarios, era un orador menos que mediocre, y no escribía como
lo hacían con efusión sus compañeros. Vive modestamente, no atesora riquezas y
en el trato personal rechazaba las adulaciones que en lo público fluían hasta
el paroxismo Ciertamente él no es la causa del stalinismo sino el resultado de
otras causas. El gobierna como siempre
en Rusia, sólo que ahora con preocupación por los trabajadores. Con todo, se le
debe reconocer como un exitoso político, que para ser tal, y como siempre ha
sido, debe tener pocos escrúpulos.
No se crea
que Stalin utilizaba métodos terribles para llevar adelante implacablemente una
política revolucionaria para encender la revolución mundial. No, lo suyo es el
socialismo en un solo país. La política exterior soviética desde los 30 en
adelante es una política de estado, que busca antes que nada cautelar los
intereses soviéticos a partir de una coexistencia con el sistema capitalista.
Existe una conocida carta de Stalin al socialista español Largo Caballero
(1937) pidiéndole moderación, no hacer una revolución, cuando el fascismo ha
desatado la guerra civil, y cuidar las instituciones burguesas y no hacer una
reforma agraria. Luego esto derivaría en las llamadas zonas de influencia y en
las cuales América Latina quedaba como patio trasero de EEUU. La revolución
cubana surgió por su cuenta y riesgo y sólo su ubicación estratégica le valió
el apoyo soviético. La revolución chilena fue abandonada a su suerte.
Con todo, la
figura de José Stalin parece tener una creciente simpatía histórica en las
nuevas generaciones de ciudadanos rusos.
De otra
parte, los avances de la URSS son notables en la ciencia, el deporte, las artes,
la industria, el poder bélico. El imperio Ruso era una enorme extensión de
territorio con la mayor parte de su población viviendo en el analfabetismo y la
pobreza medieval, la URSS que implosiona era una potencia mundial.
Nikita
Kruschev fue comisario político del ejército rojo en Stalingrado y es quien,
luego de una dura pugna en la cúpula, asume
el gobierno a la muerte de Stalin (1953) hasta ser depuesto por una maniobra
palaciega y reemplazado por Leonid
Breshnev que es un anodino administrador de una enorme burocracia. Luego la
conducción soviética se devalúa más con Chernienko, un anciano que se quedaba
dormido en los plenos del Comité Central, y termina en manos de un audaz y
grandilocuente chambón como Gorbachov
que termina destruyendo su propio estado. Un héroe de la descontrucción lo
llama de manera tan elegante el español Javier Cercas. Como alguien de tan poca densidad política
como Gorbachov termina asumiendo el
control de una superpotencia?. No es algo tan extraño, ya Tocqueville
refiriéndose a Estados Unidos le dedicó en su “Democracia en América” un capítulo
entero al tema, “Porque nunca grandes hombres son presidentes en América”. En Chile podríamos escribir varios
tomos. Son los hechos, las condiciones objetivas, las enormes fuerzas de la
historia las que ponen a los hombres en lugares que a veces les exceden.
La URSS se
diluyó, no la destruye una insurrección
popular, no se percibe un odio popular desatado, no se dan los ajustes de
cuentas que siguen a la caída de las tiranías. El pueblo soviético está ausente
del proceso político, la implosión es una pugna en la cúpula del partido.
La URSS se
disolvió mediante un plebiscito, que a los chilenos no puede sino evocarnos las
consultas pinochetistas (“ Vota por Chile o por la agresión extranjera”), en el que a los soviéticos se les preguntó: “«¿Usted considera necesaria la
preservación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas como una federación renovada de repúblicas soberanas iguales en
la que serán garantizados plenamente los derechos y la libertad de un
individuo de cualquier nacionalidad?». Una opinión pública dócil y
acostumbrada a obedecer no estaba en situación
de defender la URSS que estaba siendo cortada a pedazos pero aun así era
necesario engatusarla.
Existió un intento de golpe de estado desde una parte de la
dirección soviética pero que no contó con el apoyo popular imprescindible para
una política revolucionaria. Los
ciudadanos soviéticos, muy cultos e instruidos, eran simples receptores. A
estas alturas la burocracia, el escalafón más bajo de la condición humana era
dueña de todo.
Una de las
tesis centrales del análisis marxista de la sociedad es que la
superestructura político institucional
es en última instancia un reflejo de la
base económica.
La burocracia
soviética no era ni podía ser la expresión de una propiedad social de los medios
de producción. Sólo una infraestructura democratizada podía producir una auténtica
democracia política.
La burocracia
partido/estado era en realidad la dueña de los medios de producción, con los límites
que la ideología oficial imponía.
Cuando esa
burocracia quiso sincerar las cosas simplemente se deshizo del discurso
comunista y se apropió directa y personalmente de los medios de producción.
Esta realidad es pZerfectamente verificable con nombres y cifras.
La URSS en su
colapso demostró que la propiedad estatal, es siempre la propiedad de alguien,
que las entelequias propietarias no existen. Alertó también que sociedad
socialista y estado socialista no son lo mismo.
El núcleo de
la crisis soviética está en el hecho que no fue capaz de resolver correctamente
la expresión concreta de la propiedad social de los medios de producción. Su
respuesta fue la propiedad estatal, pero ello derivó en la creación de una
nueva clase que fue la burocracia
estatal que terminó engullendo al partido y creando una burocracia estado/partido ajena a toda utopía
y voluntad revolucionaria.
El marxismo
tuvo en el siglo XX tres expresiones políticas: la socialdemocracia, el
comunismo encabezado por la URSS y los socialismos tercermundistas del estilo de
Allende, J. Tito y Cuba en muchos aspectos.
En el ámbito
teórico el marxismo-lenismo llegó a América Latina como la ideología del
comunismo soviético. Sin embargo, la obra de Marx y Engels ya tenían difusión
previa en nuestras latitudes y tendían a germinar. El peruano José Carlos
Mariategui hizo bastante por la creación de un socialismo latinoamericano, lo
expresó en una suerte de consigna notable, “el socialismo en América latina no
puede ser copia ni calco sino creación heoroica”, y confluyó a la creación del
partido comunista en Perú. En 1932 la Internacional Comunista lo estigmatizó
junto al chileno Luis Emilio Recabarren como una “desviación”, Antonio Gramsci
quedó en espera pues se encontraba en una cárcel de Mussolini.
Los revolucionarios
cubanos ayudaron a la divulgación del marxismo- leninismo por América Latina
conservando el nombre pero con contenidos diferentes en muchos aspectos
especialmente en la fase de la lucha por alcanzar el poder. Eso fue evidente,
que el Che Guevara y Brezhnev no eran políticamente lo mismo salta la vista.
Toda la política exterior de la revolución cubana está más arrimada al internacionalismo
troskistas que a las tesis del
socialismo en un solo país. La Tricontinental pudo ser un sueño de Trotsky no
de Stalin. Las asimetrías y diferencias entre la política exterior soviética y
la cubana son nítidas. La política exterior cubana apuntó a encender la pradera
mundial, la soviética fue la de la coexistencia pacífica de regímenes sociales
distintos. El partido comunista prosoviético en Cuba era el partido socialista
popular que es un componente del proceso no su creador ni principal fuerza.
Es más, los
soviéticos no tuvieron una relación fácil con los cubanos, debemos recordar los
incidentes de; Aníbal Escalante (1967) , Abrantes (1989), la súbita visita del
canciller Kosigin a La Habana cuando lo del Che en Bolivia y como los
soviéticos resultaron los últimos en enterarse de las misiones
internacionalistas en África. Las diferencias entre soviéticos y cubanos se
expresaron con toda nitidez en la crisis de los misiles de Octubre de 1962,
Fidel Castro propuso evitar que se repitiera el esquema del 22 de Junio de
1941, si la agresión era inminente la URSS no debía esperar pasivamente. Los
soviéticos pactaron por su cuenta con los norteamericanos y retiraron los
misiles. El Che Guevara en su carta de despedida crítica la actitud soviética
con un lenguaje eufemístico pero perfectamente comprensible; “los días tristes
y oscuros de la crisis de Octubre”.
En Chile se fundó
un partido comunista, liderado por Luis Emilio Recabarren como sección chilena
de la Internacional comunista con sede en Moscú, que se ha mantenido en el
tiempo con influencia en la vida política hasta el día de hoy. Ese partido
asumió siempre el marxismo-leninismo soviético como ideología propia. La
fidelidad de los chilenos con los soviéticos les fue correspondida por la
cinematográfica operación de la KGB del secretario general comunista Luis
Corvalán (1975) en medio de la masacre
de dirigentes comunistas chilenos
practicada por la dictadura militar.
La izquierda
chilena fue siempre bicéfala entre una izquierda pro-soviética y otra (los socialistas)
que no lo eran. Ambas reconocían fuente teórica en el marxismo, “soy marxista
sin atenuación” decía el socialista
Salvador Allende.
Para su
gobierno la revolución soviética no fue una base de apoyo, toda ayuda económica
le fue negada, por razones que ya veremos, y esa relación que era más bien
simbólica con el “hermano mayor” sumió a la democrática revolución chilena, en
las tormentas de la guerra fría.
La revolución
rusa luego de 70 años fue políticamente derrotada. Sin embargo, culturalmente
instaló ciertas verdades y axiomas en la realidad política que habla claramente
de su victoria cultural. La Igualdad como un valor, la pobreza como una
cuestión social, la existencia de derechos sociales, los límites del poder
empresarial son verdades instaladas por la revolución rusa, claramente esto es
un triunfo cultural. Hasta las derechas se ven obligadas a dar respuestas a los
derechos sociales, a la pobreza y las condiciones de trabajo.
Se puede
hacer un símil con la revolución francesa que vio a todos sus dirigentes más
consecuentes derrotados y guillotinados, pero la democracia como sistema de remplazo
a la monarquía quedó como propuesta triunfante a nivel global, con todo lo que
ello significa.
De todo esto
y de otras cosas también, encontraran ustedes en las páginas que tienen por
delante.
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